martes, 29 de junio de 2010

Perdida...



Perdida. La mejor palabra que define mi existencia. Cuando llegué a este mundo se olvidaron de darme el mapa que iba a guiar mis pasos y lo único que he conseguido hasta el momento ha sido vagar sin rumbo y golpearme contra innumerables muros que me han indicado con dureza que ese camino en mi laberinto natural estaba equivocado. Intenté comprarme un mapa en algún corazón extraño o pedírselo prestado a otros que ya habían alcanzado su meta, pero ha sido un error, porque ese itinerario no era el adecuado a mi destino. Simplemente me volví a perder. Intenté dibujarlo con mis propias manos y cuando ya creía que estaba rematado mis propias lágrimas lo borraron, al darme cuenta de que tampoco esa era la solución. Ni prestado, ni comprado ni dibujado he podido encontrar el mapa de mi camino. Perdida, tanto que no sé donde estoy o a dónde debo ir. Me sujeto con uñas y dientes a mi presente, temiendo que el futuro sea aún peor. Soy demasiado cobarde para levantar la vista y ver si en el suelo alguien incorpóreo ha dejado migas de pan para que no me confunda de dirección. Prefiero no saber si están, a tener que sufrir al ver que lo único que hay en el suelo es la fría tierra que atrapa mis pies y no me deja avanzar. Perdida. Esa soy yo. Un pequeño punto en el centro de la nada rodeado por un mundo demasiado grande para mí. Es irónico que esa inmensidad sea la que me aprieta y que sea la que haga que me cueste avanzar, cuando en ella hay tanto que recorrer. Maldito destino. Quisiera gritar y pedir ayuda para no volver a perderme pero no me salen las palabras y sinceramente empiezo a dudar si habrá en el otro lado quien las escuche y se proponga despegar mis pies del suelo. No necesito que me acompañen, es mi camino y he de recorrerlo yo sola, simplemente quiero recibir postales que me pregunten cómo vivo mi viaje. No creo que sea demasiado exigir. Sólo que sé que si no las recibo ni recibiré es porque a estas alturas de mi aventura me he ganado la indiferencia del mundo, de todo el mundo, al que le da lo mismo si llego viva o muerta a mi meta. Perdida. Perdida y sola.



PD: Da igual como lo intente, está claro que esta puta vida me la tiene jurada, pero como yo soy más testaruda que ella, pues me sigo peleando por lo que pueda pasar. Aún no pienso volver a este mundillo de forma definitiva, sólo que hoy quería dejar algo aquí. Se os echa de menos.