Me acuesto y decido que hoy no voy a pensar en ti, pero apareces.
Entonces me enfado, pero aún así, sigues ahí.
Perpetuo
Me duermo y estás tú. Insufrible, insistente, maravilloso.
Me acompañas en sueños y me condenas.
Tú
Me despierto y no te has ido.
Dulce, adictivo, doloroso, perfecto.
Y vuelvo a enfadarme.
Grito. Lloro. Te extraño.
Pero es inútil.
Estás en mí.
Como un tatuaje imborrable en mi mente y en mi piel.
Soy tu hogar y no puedo arrancarte de mis paredes.
No sé qué hacer para no quererte dentro.
Vuelvo a llorar.
Vuelvo a gritar.
Deseo demolerme y así expulsarte.
Ser ruinas.
Pero....
Estás en todos mis instantes.
Estás en todos mis pensamientos.
Estás en todas partes....
.... menos aquí.
Te echo de menos mi niño