Sentada en su sofá....

Sigue sentada en su sofá, en el mismo sitio de siempre. Su sitio, su esquina, su rincón. Lo poco que siente propio. No tiene ansias por levantarse, piensa que para que seguir luchando en una batalla que, por todos es sabido, ya ha perdido hace tiempo. Los rayos del sol intentan atravesar sin éxito las cortinas que con intención cerró. La oscuridad le ayuda, la calma y le da alivio. Ese alivio que a gritos mudos pide, sin obtener respuesta. Nadie sabe que se está apagando. La acompaña su música. Las mismas canciones una y otra vez. Es su tortura voluntaria. Con ella revive por segundos, la dan vida, irreal pero vida. Sin embargo, vuelve a caer cuando el reproductor se detiene. No tiene fuerzas para volver a pulsar el botón del play. Se queda en silencio, viendo como la estancia y ella misma se oscurecen poco a poco, con la mirada perdida en sus recuerdos. Quizás encienda algunas velas. Eso será quizás. Todos los días son lo mismo, pero no sabe ( y empieza a pensar que realmente no quiere) como cambiarlo. Lleva tanto tiempo sumida en su inexistencia que desconoce como empezar a existir. No sabrá como hacerlo. Para ella ser normal es lo más difícil. Su rareza la hace singular y especial, pero también la detiene y la atemoriza. Le da pánico el rechazo, así que lo evita sentándose cada día en su cuarto oscuro. Ella misma es la causa de su infelicidad. No es capaz de abandonar ese bucle que la tiene encerrada por voluntad y sin querer. Simplemente sigue esperando ahí sentada la hora de irse a dormir y volar a ese mundo imaginario que, en sueños, la hace reír. Ese mundo que se desvanece cada mañana cuando el amanecer aparece en su ventana. Toca volver a su rutina y a su sofá……. ¿Continuará?..... Quizás