Hasta aquí...

Ahora vamos a hablar tú y yo, aunque esté sola en esta habitación, sentada como una estúpida delante del espejo.

- Dime. ¿alguna vez has sentido un millón de descargar eléctricas en la boca del estómago con tan solo un insignificante roce? No verdad. Pues yo si.

- ¿Y ese escalofrío recorriendo tu espalda cuando escuchas mi voz? No, no lo has sentido. Y ahora lo sé.

- Y por qué no preguntarlo, ¿el miedo a perder? No, ni siquiera sabes lo que es sentirse vacío en medio del mundo, rodeado de todos y sin tener nada. ¡Qué vas saber tú¡

- Y reír, llorar, soñar, anhelar, necesitar, querer…. ¿los has conjugado alguna vez?

- Pues yo si, yo si, yo si…… y sabes porque, POR TU CULPA¡¡¡¡¡¡¡

Pero ahora, se acabó. Yo no soy ese mar de lágrimas reflejado en un espejo. Esa no soy yo. No vales la pena y nunca lo has valido, simplemente que esta tonta estuvo ciega. Ni con una escalera podrías alcanzar la suela de mis zapatos. Nunca llegarás a ser lo que yo me merezco y nunca más perderé un segundo de mi tiempo intentando cambiar eso, porque sabes, ES TIEMPO PERDIDO.

Ya lo dije, ahora sólo me falta que tú estés presente, pero será en otra ocasión, porque aún me tiemblan las rodillas cuando te veo, aún siento descargas en mi estómago y todavía conjugo verbos en primera persona del plural. Seré idiota.



BORRÓN Y CUENTA NUEVA